Una vez pasadas navidades comenzamos con la poda, no está
siendo un invierno muy frío y parece que algunas yemas en las moreras están
casi a punto de tirar.
Las moreras son una especie muy utilizada en entornos
urbanos como árboles de sombra. Su carácter caducifolio y su crecimiento rápido
y denso proporciona una buena sombra en verano, mientras que en invierno pierde
la hoja permitiendo el paso del sol a través de sus ramas.
Tradicionalmente las moreras se han podado por desmochado o
en algunas ocasiones por terciado.
Ambas prácticas, especialmente la primera
afectan gravemente al árbol. Sin duda a primera vista parece que desmochar es
la opción más económica por su rapidez y por los pocos conocimientos que
requiere, a la larga resulta ser la más cara, ya que el deterioro que sufren
estos árboles obliga a su posterior arranque y restitución.
Comenzamos los trabajos podando las moreras (Morus alba) de la calle que va a la
estación. Son moreras relativamente jóvenes, ya que por lo dicho anteriormente
hubo que reemplazar hace unos años las que ya había. A pesar de ello se siguieron
desmochando las nuevas la mayoría de años.
Los alumnos de jardinería del Et Formem ya se ocuparon de
ellas el año pasado, por lo que este será el segundo año que les hagamos una
poda sin desmochar. Se han seguido para podar los criterios normales de sanidad
del árbol, los de seguridad para los viandantes y otros por razones operativas
de la zona en que se encuentran. Es decir por este orden eliminamos primero las
ramas dañadas, ya que corren riesgo de debilitamiento y rotura además de ser
foco de infecciones y pudrición, por esta última razón eliminamos también las
ramas que se tocan unas con otras, lo que lleva a heridas por roce. Eliminamos
también las ramas que crecen con ángulo hacia el suelo, las muy horizontales o las que cruzan horizontales
por el centro del árbol. También eliminamos rebrotines que pueda haber cerca de
la cruz del árbol o de las bifurcaciones de ramas las más gruesas.
En lo siguiente que nos fijamos es en sí hay ramas que
molesten especialmente por algún motivo como por ejemplo si alguna va
directamente a una fachada o a los cables de la luz, o en nuestro caso, daban
por un lado a una calle transitada habitualmente por camiones, produciéndose
golpes y roturas (esto nos obligó a cortar en terciado alguna rama para no
descompensar demasiado al árbol).
Aun después de hacer todo esto seguirán quedando muchísimas
ramas, es momento de alejarse un poco del árbol observarlo y decidir que más
vamos a quitar, considerando mantener un buen porte y sobretodo equilibrio. Hay
que tener en cuenta que cada rama “chupa alimento” en decir que se reparten los
recursos y por tanto tendrán menos vigor, por ello elegimos que ramas queremos
dejar y cuales quitamos para disminuir la competencia, para ello tendremos en
consideración por ejemplo cual está mejor insertada en la rama principal y
puede crecer más fuerte, o cual está en el lugar más adecuado y tiene mejor
forma para el porte que queremos dar.
También eliminamos la mayoría de ramas
que van hacia dentro de la planta, teniendo en cuenta no descompensar el peso
de la rama. De esta manera permitiremos la entrada de luz y aire dentro de la
copa cuando esté la planta en pleno apogeo, reduciendo la probabilidad de
plagas y hongos.
Eliminamos los rebrotines de primer y segundo año y los
“chupones” sin perder de vista que la poda no es solamente para “ahora”, lo que
hacemos hoy repercute en los próximos años, de manera que puede haber alguna
rama joven que nos convenga dejar para que sustituya a otras más viejas dentro
de algunos años, ya sea en vistas a la regeneración del árbol o ya sea en
previsión de que alguna rama puede resultar peligrosa o molesta en un futuro y
haya que eliminarla.
Ya que es el segundo año que realizamos dicha poda y que son
bastantes se seleccionaron varios (uno por alumno) y se realizó un examen de
poda, en el que se evaluó el criterio de poda, la ejecución de los cortes, la
limpieza de la zona de trabajo y la limpieza del material empleado. Hay que
decir como alumnos de certificado de profesionalidad de nivel II de "Instalación y mantenimiento de jardines y
zonas verdes", en su formación no se contempla la poda en altura, por lo que
toda la poda fue desde el suelo con un serrucho de pértiga o con tijeras largas
de poda si era posible, ayudándose en ocasiones de una escalera siempre sin
subir por encima de los 2m de altura. La poda desde el suelo con pértiga
dificulta en gran medida conseguir un ángulo de corte adecuado en algunas
ramas.
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